La sanción aplicada fue de "reducción al estado laical" que lo alejará definitivamente del sacerdocio, prohibiéndole cualquier posibilidad de celebrar misa, administrar sacramentos o estar en contacto con menores en el ámbito eclesiástico.
El procedimiento contra el ahora expárroco y ecónomo de la iglesia de San Giuliano llegó firmado directamente por el Papa y el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Mueller.
Ya el 5 de abril de 2013 Francisco había asegurado, con una nota pública, su decisión de continuar con la política de "tolerancia cero" emprendida por su predecesor, Benedicto XVI, que entre 2011 y 2012 dictaminó la expulsión de 400 sacerdotes culpables de estos delitos.
Esto no obstante las críticas de un comité para los derechos del niño de Naciones Unidas, que apenas unos días atrás emitió un duro reporte en el cual sugirió que la Santa Sede perpetuó una política de silencio que agravó el problema de los abusos en la Iglesia.

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